Es bien sabido que la ciencia muchas veces va demasiado
lejos, larga es la lista de experimentos que, a veces con las mejores
intenciones, logran que las personas pierdan la confianza en la misma
humanidad. Desde crueles, inhumanos, despiadados, fríos, absurdos y fuertemente
reveladores algunos pueden ser considerados historias de terror por sí mismos ya
sea que hayan salido a la perfección o fallado terriblemente. Precisamente el
siguiente es uno que probablemente salió muy mal y digo “probablemente” ya que
nadie puede confirmar que haya sido la causa de los horrendos acontecimientos
ocurridos a finales de la década de los 70’s y extendidos hasta la primera
mitad de los 90’s.
Theodore Kaczynski a los 16 años |
La historia comienza en 1958 cuando una joven promesa arriba
a la universidad de Harvard con tan solo 16 años para comenzar sus estudios
superiores en matemáticas. Este chico desde pequeño mostró dotes de genialidad,
se salto el quinto y sexto grado para pasar directamente al séptimo, en el
bachillerato no le entusiasmaba mucho la clase de matemáticas pues le parecían
muy fáciles por lo que se le daban clases con un nivel mal avanzado, terminó
sus estudios dos años antes de lo habitual y de esta manera fue admitido en la
universidad a tan corta edad. Su nombre es Theodore Kaczynski, un brillante
estudiante que estaba destinado a lograr grandes cosas e impactar fuertemente
en su sociedad, lamentablemente por esas fechas nadie pensó que influiría de
forma tan negativa como lo hizo.
Un año después de su llegada a la universidad participó en
el mencionado experimento, el cual sin duda dejó una profunda huella en su
psique. Este fue dirigido por el doctor Henry Murray, quien convocó a 22
estudiantes y les pidió que hicieran un escrito sobre su filosofía personal de vida,
después se les indicó que regresaran al día siguiente para debatir sus ideas
expuestas en el papel, así lo hizo el adolescente pero pronto se dio cuenta que
no se encontraba en una mesa de debate si no en una sala de interrogatorios
donde una persona cuestionaba despiadadamente cada uno de los puntos contenidos
en el texto. Lo que el doctor Murray quería era determinar cómo las personas
reaccionaban bajo estrés extremo, así ideó el experimento que pretendía causar
ansiedad y desintegración del yo para predecir como actuarían y poder
desarrollar un modelo. Imagínate la situación que más nerviosismo te dé, algo
que te haga tartamudear, temblar las piernas y que te orines encima. En
palabras llanas Murray buscaba alterar y quebrar tanto la personalidad al grado
de que se sintieran verdaderamente mal y quisieran correr a los brazos de mamá
llorando desconsoladamente (literalmente), como un troll de los años 60’s.
Tomate un minuto para analizar lo que acabas de leer.
Tenemos a un chico de 16 años que apenas está formando su personalidad siendo cruelmente
cuestionado sobre su forma de ver la vida, “debate” tras “debate” el joven Kaczynski
veía menospreciadas y destruidas sus ideas, metas y aspiraciones, todo en lo
que creía se fue a la basura ¿cómo te sentirías si una persona lograra
demostrarte con argumentos sólidos que todo lo que piensas es equivocado y
demuestra poca inteligencia y pobre carácter? El adolescente tuvo que exponerse
a este estrés constante durante tres años más, estrés que pronto causaría
estragos en su mente.
Del doctor Henry Murray solo queda decir que no era una mala
persona pues su aportación a la psicología fue tan profunda como el impacto en
la mente del mismo Kaczynski, durante 30 años fue profesor en Harvard, fundó la
sociedad psicoanalítica de Boston, estudió la personalidad basándola en un
modelo de necesidad y presión además de ser el autor del Test de Apercepción
Temática (prueba proyectiva muy conocida por los psicólogos en la actualidad). Sin
embargo el precio a pagar sería muy caro.
Los 22 estudiantes que participaron en el experimento
describirían tiempo después que les costó trabajo superar la ansiedad derivada
del mismo, pero uno de ellos jamás lo supero. Theodore Kaczynski era un joven
de 20 años cuando se graduó de la universidad, continuó estudiando una maestría
en la universidad de Michigan y se convirtió en profesor, su tesis ganó un prestigioso
premio por su brillantes y básicamente era el hijo favorito de la institución.
Pero a la edad de 26 años, en 1969, dejo su puesto sin una razón aparente, regresó a casa de sus padres y dos
años después se recluyó en una cabaña en medio del bosque sin luz ni agua
potable, su intención era tener una vida sencilla cazando su comida, lejos del
avance tecnológico e industrial de la sociedad. En él las fuerzas malignas
habían comenzado a trastornar su mente y nadie lograría detenerlas.
Asediado con la idea de que la sociedad debía regresar a
vivir sencillamente evitando las tecnologías y la industrialización comenzó su
campaña en 1978. Kaczynski dejó un
paquete en un estacionamiento el cual fue devuelto al remitente, el profesor Buckley
Crist, quien no reconoció su letra en la dirección y pidió ayuda a la seguridad
del campus, el oficial que acudió abrió el paquete y con gran sorpresa y
espanto de ambos explotó, el policía resultó gravemente herido por lo que
requirió ser hospitalizado, un año después una segunda bomba hirió a un
estudiante de la misma universidad. Poco tiempo después Kaczynski colocó un
artefacto explosivo en el equipaje de un Boeing 727, el avión despegó y al llegar
a los 35,000 pies de altura un altímetro casero detono la pólvora que
inmediatamente lleno de humo negro la cabina de pasajeros quienes luchaban por
respirar y recuperar el control, las mascarillas de oxigeno se desplegaron salvándoles
la vida, aterrizaron de emergencia en un aeropuerto cercano y fueron
hospitalizados por inhalación de humo, la bomba estaba destinada a derribar el
vuelo sin embargo una falla del mecanismo solo provocó intoxicación y un
tremendo susto. Dado que atentar de cualquier manera contra un vuelo comercial
se considera un delito federal se involucró el FBI. A pesar de esto el ermitaño
no lo pensó dos veces para mandar un libro bomba al presidente de una aerolínea
quien resultó herido, las investigaciones eran infructuosas y la agencia tuvo
que admitir que el responsable era demasiado listo.
Se le conoció con el acrónimo de Unabomber (University and Airline Bomber), quien
de 1978 a 1995 colocó 16 bombas en universidades y aerolíneas con un resultado
de 16 personas heridas y 3 muertas. El FBI tuvo que aceptar que se enfrentaban
a una persona demasiado lista pues su búsqueda de 17 años no rindió frutos.
En 1995 Unabomber mandó al New York Times un manifiesto de
30,000 palabras donde plasmaba sus ideas de una sociedad tecnoindustrial abatida
por su revolución, prometió que dejaría de mandar paquetes bomba si su escrito
era publicado en ese periódico. Es aquí donde la suerte llamó a la puerta del
FBI pues el hermano de Kaczynski reconoció en el escrito una frase que solía
usar su hermano, informó a las autoridades quienes investigaron al sospechoso y
lo arrestaron de inmediato encontrando pruebas de que él era Unabomber. Fue
condenado a 4 cadenas perpetuas las cuales sigue cumpliendo en una cárcel de máxima
seguridad en el estado de Colorado.
¿Todo esto se pudo haber evitado si Kaczynski se hubiera
abstenido de participar en el experimento del doctor Murray? No creo que esa
haya sido la única causa de las acciones de Unabomber pero sin duda alguna el
cuestionamiento al que se vio sometida su filosofía personal (cuando apenas
estaba cimentando su personalidad), el estrés causado por la misma y su gran inteligencia
pudieron ser un factor que lo impulsara a concebir el avance tecnológico como
un peligro para la sociedad. No podemos culparlo pues se anticipó a lo que vivimos
hoy en día, la tecnología nos ha invadido desproporcionadamente y ha cambiado nuestras
vidas profundamente. El mundo es visto a través de una pequeña pantalla, deja
de ser importante el momento si no es capturado en foto o video y aun más si no
es compartido y recibe muchos like’s, en nuestros bolsillos llevamos teléfono,
reproductor de música, cámara fotográfica y de video, mapa o GPS, calculadora,
computadora, consola de videojuegos, agenda, guía telefónica e infinidad de
aplicaciones que nos sirven para infinidad de tareas entre otras cosas, todo lo
anterior y aun no nos sentimos satisfechos. Quizá esto es lo que quería evitar
Theodore Kaczynski, quizá él tuvo una visión del mundo que vivimos hoy en día y
lo consideró un error, quizá él vio el comportamiento masivo en redes sociales
y la búsqueda de aceptación al grado de actuar de maneras antinaturales y no le
gustó, quizá solo quería salvarnos de convertirnos en consumidores de
necesidades creadas o quizá solo es un loco producto del método científico que
fabricaba bombas. No digo que el fin justifique los medios, es imperdonable el
daño que hizo Unabomber con sus acciones anti tecnoindustrialización, pero las
ideas de Theodore Kaczynski quizás no eran tan descabelladas después de todo.
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