Hubo una época en que surgió un
invento novedoso y revolucionario, algo que prometía hacer que las personas se
acercaran y se comunicaran sin importar desde donde estuvieran, así alguien que
vivía en Europa podía comunicarse con una persona en Estados Unidos y esta, a
su vez, enviar un mensaje hasta Japón, encima de todo dicha tecnología surgió
entrando un nuevo siglo que prometía grandes cambios para la humanidad. Desde
luego que estoy hablando de la radio, que vio la luz a principios del siglo XX
y en los años posteriores se convertiría en lo que es ahora.
A partir de ese momento las
personas comenzaron a recibir mensajes desde distancias largas, escuchaban
programas que poco a poco se popularizaron, les decían cuales eran las mejores
marcas para comprar y se podían enterar de lo que ocurría en casi todo el
mundo. Un pequeño grupo de personas se apasionaron tanto con este invento que
lograron descifrar sus secretos y crear sus propios receptores y transmisores, los
radioaficionados conocían su potencial en las telecomunicaciones. Hoy en día
veríamos primitivo y lento el paso de información en aquel tiempo, pero en su
momento las personas se sintieron conectadas a sus seres queridos y al mundo
entero.
Poco a poco, con el pasar de los
años y gracias a ciertos acontecimientos el envío inmediato de información fue
llegando más lejos y convirtiéndose en una necesidad, todo el mundo (o mejor
dicho, toda urbe) era una maraña de ondas radiales que acercaban a muchas personas,
pero algunos vieron una frontera que aún no era alcanzada por esta nueva
tecnología.
No me explico de qué manera fue
gestándose la idea de la conquista espacial, pero antes de 1946 alguien se
preguntó qué alcance podrían tener estos mensajes que ya se enviaban a tantos
rincones de la tierra. Desde luego que las mujeres y hombres de aquel tiempo no
conocían nada de lo digital, la comunicación satelital, televisión, internet,
uso de datos móviles y en general nada de las tecnologías de la información y
la comunicación (TIC). De hecho ni siquiera sabían si era posible que las ondas
de radio salieran de la atmosfera terrestre. Es aquí donde inicia nuestra
historia.
Una brigada especial del ejército estadounidense
se enfocó en resolver esa duda, dirigidos por John H. DeWitt los ingenieros del
cuerpo de señales diseñaron el proyecto Diana, el cual tenía por objetivo enviar
el primer mensaje al espacio. Así el 10 de Enero de 1946 se realizó el primer
experimento que sería la piedra fundacional de la astronomía por radar y daría
pie al resto de los programas espaciales de la NASA (que no se fundaría hasta
12 años después).
Lo que hicieron suena sencillo pero
hay que pensar en las horas de trabajo y calculo que esto requirió. Desde un
transmisor en tierra, en un lugar determinado (Nueva Jersey, E. U.) a una hora específica
(cerca de las 11:58am), se enviaron ondas de radar dirigidas a la luna,
esperando que estas atravesaran la atmósfera y rebotaran en la superficie del
satélite quien las regresaría de vuelta para ser atrapadas por un receptor en
tierra. Como una flecha disparada al cielo, la señal solo tardó 2 segundos en
volver a casa, esto confirmó que al menos las ondas de radar podían llegar muy
lejos.
La luna fue testigo de nuestras primeras palabras estelares y como una madre amorosa y orgullosa nos envió un mensaje de vuelta, esa fue la primera vez que logramos comunicamos con un astro. A partir de ese momento la historia fue otra pues hoy en día las TIC´s viven un bum imparable. Piensa que sin ese experimento la conectividad de tu computadora, tablet o celular sería prácticamente nula.
La luna fue testigo de nuestras primeras palabras estelares y como una madre amorosa y orgullosa nos envió un mensaje de vuelta, esa fue la primera vez que logramos comunicamos con un astro. A partir de ese momento la historia fue otra pues hoy en día las TIC´s viven un bum imparable. Piensa que sin ese experimento la conectividad de tu computadora, tablet o celular sería prácticamente nula.
Desde entonces hemos enviado varios
mensajes al espacio; el material dejado en la luna por las misiones de la Unión
Soviética y la NASA, los rovers Viking y Curiosity en Marte, la sonda Venera 9
en Venus, la sonda Rosetta con su modulo de aterrizaje Philae en el cometa Churiumov y las sondas Pioneer y Voyager fuera del sistema solar son solo las que recuerdo
ahora. Sin embargo hay otro tipo de mensaje ¿Cuántas ondas de radio,
electrónicas, magnéticas o radioactivas salen accidentalmente de nuestro
planeta? Todos los días hay ondas que viajan a través de nuestra atmósfera y
salen al espacio exterior hacia rumbo desconocido.
Así como nosotros atrapamos las
ondas de radar de la luna puede que en algún lugar un receptor atrape nuestras
señales, determine de donde vienen y… Bueno, ya saben el resto.
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